En 1912, Victor Hess viaja a 17.500 pies en un globo de aire caliente (sin oxígeno) y observa que la radiación aumenta con la altitud. Otros experimentos logran convencerlo de que la radiación proviene del espacio. Ahora sabemos que la gran mayoría de los rayos cósmicos son protones, y por lo tanto tienen una carga eléctrica positiva.
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